La vi recomendada por dos personas. Comencé un viernes y ya el lunes iba en la segunda temporada. Como lo dice el mismísimo diablo, «soy como la heroína» y así me envicié.

Lucifer ha dejado el infierno y se ha ido de vacaciones a Los Angeles, unas vacaciones que cualquiera desearía. Estando ahí, a una conocida que él le ha concedido un favor la asesinan. Así que el diablo entra en su rol de castigador del mal y empieza a buscar al culpable. En esta búsqueda Lucifer se topa con Chloe Decker, la detective asignada para resolver el caso.

Durante la investigación Lucifer se da cuenta que su poder, de que las personas le confiesen sus mayores deseos, no funciona con la detective, algo que le intriga. Pero también vemos que Lucifer tiene otros problemas, lo buscan para que vuelva al infierno, cosa que él no quiere.

La detective también tiene sus cosas que resolver, un caso que no salió como ella esperaba la tiene trabajando sola, así que esta nueva sociedad con el diablo le viene como anillo al dedo, y a pesar de que él le dice quien es, ella obviamente no le cree.

En el transcurso del episodio vemos cómo será la serie, Lucifer usando sus encantos, cumpliendo favores y cobrándolos, y haciendo lo que mejor sabe hacer, castigar a los malos.

Una serie liviana, policial y con humor, de los mismos productores de CSI, tiene tres temporadas en Fox, pero fue cancelada. Los fans no se rindieron y Netflix llegó al rescate, anunció la cuarta con 10 capítulos para inicios del próximo año.

Por ahora en streaming encuentran las primeras dos, pero seguramente subirán la tercera pronto.

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