El otro día vi esta película noventera y me dejó mal. Clint Eastwood dirige y actúa, y nunca había visto ese lado romántico de él. Me hizo hacerle barra a una infidelidad, así de bueno es él.
La película comienza con la lectura de testamento de la difunta Francesca, es en este momento que se inicia un viaje por el baúl de los recuerdos, literalmente, ya que sus dos hijos abren este baúl y ahí se encuentran la historia de este amorío fugaz que su madre tuvo en 1965, cuando ellos eran adolescentes. En unos diarios Francesca, interpretada por Meryl Streep, empieza a narrar la historia de lo que pudo ser el amor de su vida.
Francesca es una mujer italiana que al conocer a un soldado estadounidense emigra con él y forman una familia en lo más profundo de EE.UU. Con una simple escena de un almuerzo familiar Eastwood nos muestra la rutina de esta familia, se nota a Francesca cansada de que sus hijos solo estén metidos en su mundo, su esposo se dedica a comer y no hay conversación.
El esposo de Francesca tiene que ir con sus hijos a una feria a Illinois, dejándola sola por unos días. Durante el primer día de soledad aparece Robert (Eastwood), quien está perdido y necesita encontrar un puente para fotografiar, Francesca le trata de explicar cómo llegar, pero se da cuenta que es más fácil llevarlo, así que acompaña a este fotógrafo. Es así como Francesca y este hombre de mundo se empiezan a conocer, la química entre ellos es innegable, y ella se da cuenta de que algo puede pasar y el conflicto interior comienza. Robert la invita al día siguiente para que lo acompañe, pero pueblo chico, infierno grande, ya que se da cuenta de lo mal que lo pasaría Francesca si esta “amistad” fuese mal interpretada por el resto, y le dice que mejor no vaya. Pero Francesca ya es grande y toma sus propias decisiones, así que va y pasa lo que tiene que pasar. Se enamoran y Francesca no sabe qué hacer, seguir su corazón o su cabeza.
Del principio sabemos que es un amor que no tiene un final feliz, pero con la intensidad de la historia nos olvidamos de lo obvio, y aunque están constantemente volviendo al presente con los hijos leyendo esta historia, recordándonos de que no fue más que un amorío de cuatro días, no lo podemos evitar, queremos saber el desenlace de la historia, aunque no nos deje contentos.
Eastwood me dejó igual de conflictuada que a Francesca, porque ella le es infiel a su esposo y descubre una pasión que no sabía que tenía por un hombre que recién conoció, pero por otro lado están sus hijos, el qué dirán y comprende que no le puede hacer ese daño a su familia.
No pueden dejar de ver este clásico romántico, y es una buena película para sacar a Eastwood del estereotipo de cowboy, en sus inicios, o de figura paterna/abuelo como en El Gran Torino.
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